Cuerpos que hablan, versos que resisten
Reseña Antología El cuerpo es mudo, el cuerpo es carne, Bonsai de Papel Ediciones 2025.
Por Claudia Carvajal
El cuerpo es mudo, el cuerpo es carne irrumpe como una declaración poética imprescindible en un tiempo en que las voces femeninas y disidentes continúan abriéndose paso entre silencios heredados. En esta primera antología de Bonsai de Papel Ediciones —editorial santiaguina impulsada y liderada íntegramente por mujeres— convergen diecisiete autoras de Chile y México, cuyas escrituras trazan una geografía múltiple de experiencias, sensibilidades y maneras de habitar el cuerpo.
La obra se presenta como un territorio abierto donde cada voz dialoga con las otras desde su singularidad. En sus versos se despliegan inquietudes que van desde la afirmación de la autonomía corporal, hasta la recuperación de un lenguaje propio para hablar de sexo, fantasía, placer y límites impuestos. De este modo, la antología se vuelve un acto político: un gesto que incomoda, que perturba, que exige un nuevo modo de mirar.
Frente a una sociedad que aún considera el cuerpo y su disfrute como temas tabú, estas páginas habilitan una conversación profunda y necesaria. Las autoras desmontan la pasividad asignada a las mujeres y disidencias, desarmando prejuicios y desmontando silencios que se han naturalizado por generaciones. En sus manos, la poesía se transforma en un espacio de liberación donde el cuerpo, antes disciplinado o censurado, se vuelve protagonista de su propia historia. No se trata ya de un cuerpo mudo, sino de una carne que recupera el derecho a hablar, a sentirse, a desear.
Fuerza de esta antología reside en su capacidad para llevar al lector hacia territorios sensibles sin caer en el sensacionalismo. Sus textos se sostienen en una delicadeza feroz: son poemas que atraviesan, conmueven y reafirman que la vulnerabilidad también es una forma de valentía. Algunas autoras escriben desde la herida, otras desde la celebración; algunas desde la memoria, otras desde la imaginación. En todas, sin embargo, hay un impulso compartido: tomar la palabra como herramienta de emancipación.
El cuerpo es mudo, el cuerpo es carne se alza así como un libro coral que expande los horizontes de la poesía contemporánea escrita por mujeres y disidencias. Es una invitación a repensar el vínculo con la propia piel, a desafiar los límites que nos han sido impuestos, a escuchar aquello que el silencio intentó ocultar. Una obra valiente, lúcida y profundamente humana, que devuelve a la poesía su potencia transformadora: la de convertirse en un grito que rompe el cerco y abre camino.